Desde el inicio de la pandemia se han puesto de manifiesto las carencias habitacionales de muchas de nuestras ciudades, que dan prioridad en las viviendas a la economía de espacios frente a una necesidad vital muy diferente, como es el poder disfrutar de zonas amplias y, a ser posible, al aire libre.
Con esta premisa, muchas personas se han lanzado a buscar viviendas que por un lado les ofrezcan un espacio más cómodo y por otro cumpla sus expectativas en cuanto a morfología, distribución y ubicación, lo que al final les ha llevado a plantearse la construcción de su propia casa.
Esta solución que puede ser ardua en un primer momento, plantea una serie de ventajas importantes sobre las que destacan la economía de costes y un diseño más personal, aunque nos aporta una disyuntiva importante que supone el encontrar la financiación adecuada a este tipo de operaciones.
En general, las entidades financieras no son especialmente sensibles a la financiación de este tipo de viviendas, y en su caso los porcentajes a financiar no suelen ser lo esperado. Como ejemplo, diremos que si un banco suele financiar un máximo del 80% del precio de compra de una vivienda terminada, en los casos de viviendas en autopromoción suelen hacer lo propio sobre el coste de la construcción, lo cual supone a veces una financiación real que puede no superar el 50% del coste total de la inversión, dependiendo siempre del precio del suelo.
Además de lo dicho, en los últimos años hemos asistido a la proliferación de un tipo de autopromoción que podríamos denominar “condicionada”. Es el constructor el que capta al cliente objetivo para venderle un proyecto de “autopromoción” llave en mano que incluye la venta del suelo y la construcción de una vivienda pre determinada. Con esta técnica, algunos constructores han llegado a sobrevivir (algunos muy bien) a la crisis y a la negativa sistemática de los bancos a financiar promociones inmobiliarias, ya que el riesgo siempre recae en el particular.
Una hipoteca autopromotor es un préstamo hipotecario que te permite financiar la construcción de tu propia vivienda, en un terreno que sea de tu propiedad. A diferencia de una hipoteca convencional, el capital de la hipoteca autopromotor se va desembolsando por fases según avanza la obra y se certifica el cumplimiento del proyecto, realizándose los pagos a la empresa constructora. Al finalizar la construcción se firma la declaración de obra nueva y se obtiene la cédula de habitabilidad, quedando plenamente constituida la hipoteca sobre el inmueble, amortizándose normalmente a partir de ese momento.
El proceso administrativo para constituir una hipoteca autopromotor implica cumplir una serie de requisitos y trámites:
- Tener la licencia para poder realizar la obra, que se solicita en el Ayuntamiento.
- Tener inscrita la propiedad del terreno en el Registro de la Propiedad.
- Tener un proyecto con el Colegio de Arquitectos y un presupuesto de ejecución que nos proporcione la empresa constructora.
- Demostrar estabilidad económica y capacidad de pago.
- Además, hay que tener en cuenta que el dinero se entrega en varios plazos o fases durante un período de unos dos años, según avanza la obra y se certifica el cumplimiento del proyecto.
- Ir recibiendo los siguientes desembolsos por fases según avanza la obra y se certifica el cumplimiento del proyecto (durante uno o dos años, durante los cuales no se amortizará el préstamo -período de carencia-).
- Finalizar la obra y obtener el certificado final de obra y la cédula de habitabilidad.
En Tefinanzio.com te ayudamos no solo a obtener la financiación para tu autopromoción, sino que te asesoramos sobre todos los aspectos que afecten a la construcción de tu vivienda, acompañándote en todo el proceso.
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